Desde 2019 cada 1 de junio está dedicado a concientizar a la gente acerca de las graves amenazas que se ciernen sobre las barreras de coral del mundo entero y de la importancia que estas tienen en el equilibrio del ecosistema del planeta. Con ese objetivo se instauró el Día Mundial de los Arrecifes. ¿Qué son los arrecifes? Son comunidades de millones de seres, que conviven compartiendo una enorme infraestructura rocosa que ellos mismos construyen excretando carbonato de calcio con el que conforman un enorme exoesqueleto. Dentro, cada coral marino emplea sus pólipos para alimentarse.
Pero no solo alberga a sus constructores, sino que sirve de hábitat para millones de seres vivos pertenecientes a las más diversas especies: microorganismos, plancton, bacterias, algas de todo tipo, anémonas, crustáceos, gasterópodos, peces, tortugas, etc. El célebre naturalista Charles Darwin los denominó “oasis oceánicos”. Todos estos animales y plantas conforman un ecosistema específico, que depende de la buena salud de los arrecifes. Cuando los arrecifes están sanos, la vida a su alrededor eclosiona y el ecosistema prospera y evoluciona. Pero dados los graves problemas que afectan a los arrecifes, si estos desaparecieran, también lo harían todas las especies a las que dan soporte vital, lo que provocaría un grave desequilibrio en los mares y océanos que los albergan. ¿Qué amenaza a los corales? La contaminación especialmente la de plásticos, cremas y protectores solares y productos químicos que acaban en los océanos en las cercanías de los corales, la fluctuación de la capa de ozono, las consecuencias directas del calentamiento global: subida del nivel, la temperatura y la acidez del agua son las principales fuentes de destrucción y blanqueamiento de los arrecifes.
Los arrecifes, como el resto de las criaturas que habitan el planeta tienen el peor de los vecinos posible: el ser humano, responsable del cambio climático, la urbanización y el desarrollo insostenible de las áreas turísticas costeras, del ejercicio descuidado e indolente de actividades náuticas como el buceo, el snorkel o incluso los paseos en barco por los arrecifes y de la sobrepesca y la pesca destructiva, actividades que agreden letalmente a estas maravillas de la naturaleza. Casi un tercio de los arrecifes de coral que existen en el mundo ha ido desapareciendo en los últimos 30 años y los científicos advierten que lo que se ha perdido no se puede recuperar. La única opción sería que crecieran nuevos arrecifes, pero para que esto suceda deberían transcurrir siglos y al ritmo que se destruyen, a finales de siglo podría no haber más corales.
Por Sandra MG para ‘El Periódico Verde’
Fuente: Noticias Medio Ambiente
