En 2021 Cuba va por uso racional y eficiente de energía

FotoPL: Manuel Muñoa

Por Teyuné Díaz Díaz / Prensa Latina

Cuba planifica el consumo de sus portadores energéticos, electricidad, diesel y gasolina en función de los requerimientos de sus producciones de bienes y servicios, pero la llegada de la Covid-19 trajo cambios imprevistos, explicó una experta.

En entrevista a Cuba Internacional, la directora general de la Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (Onure), Elaine Moreno, explicó que desde 2018 el consumo energético de la isla se comporta de manera similar, aunque en marzo la pandemia paralizó prácticamente el esquema económico de la isla y se incrementó aun más en el residencial.

Ante ese reto, se apostó por mayor eficiencia de las producciones de bienes y servicios, lo cual permitió disminuir consumos y desplazar los ahorros hacia el sector residencial para evitar afectaciones en la población, aseveró.

Recordó que Cuba posee una economía fundamentalmente de servicios por tanto los mayores consumos eléctricos se generan en el turismo, recursos hidráulicos, y en el área industrial: las acerías, la azucarera y otras entidades.

De acuerdo con Moreno, pese al impacto inicial de la Covid-19, pretenden cumplir los planes de consumo en 2020, respaldados entre distintas acciones por campañas comunicacionales para un uso más racional de la energía.

Para 2021, la estrategia estará centrada en mantener el sistema de trabajo ejecutado sobre la base del Decreto Ley 345 aprobado a finales de 2019. Un instrumento jurídico que respalda la política para el desarrollo perspectivo de las fuentes renovables y el uso racional de la energía.

Esa norma establece un grupo de condiciones asociadas a la implementación de las energías renovables, índices de eficiencia energética, sistemas de gestión de la energía y campañas comunicacionales, pero la llegada de la Covid-19 afectó la aplicación del decreto.

Sobre los sistemas de gestión de la energía explicó que diagnostican la situación energética de una entidad, planifican las estrategias, las implementan, y controlan sus resultados; después, desde ese punto vuelve al inicio como un proceso de mejora continua.

Ello permite la identificación temprana de los problemas, los sistemas de mantenimientos y las mejoras tecnológicas y organizativas. Cuba cuenta con una norma que establece la obligatoriedad de la implementación para todo el sector empresarial cubano.

A veces se realizan las acciones sin indicadores medidores de impacto, y por tanto se desconocen los beneficios o no, apuntó.

Las empresas, dijo, deben elaborar un programa quinquenal para el desarrollo de las fuentes renovables y el uso racional de la energía; eso permitirá saber en qué lugar están y hacia dónde dirigirse en materia de eficiencia; para ello serán acompañadas por la Onure y el Ministerio de Energía y Minas (Minem).

Amplió que en estos momentos están inmersos en realizar 300 auditorías energéticas, un programa a tres años que permitirá caracterizar a varios sectores y ayudar a esas entidades.

En cuanto al área residencial, trabajarán en campañas comunicacionales y en el aprendizaje para mejores prácticas; respecto al sistema de enseñanza contribuirán a una educación de consumo sostenible, donde se incluya la protección del medioambiente para tener un planeta más limpio.

La estrategia también comprende la incorporación de las formas de gestión no estatal a los sistema de trabajo, sobre todo la promoción de tecnologías eficientes y la asesoría en materia de buenas prácticas, pues algunos son altos consumidores asociados al turismo como los hostales, artesanos y otros centros productores, en los cuales se puede impulsar el uso de las fuentes renovables de la energía (FRE).

Las FRE tienen definidas sus líneas de trabajo, señaló, en función del desarrollo de la fotovoltaica, la eólica y la biomasa cañera, con la instalación de más paneles solares y la experticia de especialistas cubanos.

En cuanto a la biomasa cañera, se prevé no solo utilizarla para el consumo del central azucarero, sino también con el objetivo de contribuir al Sistema Eléctrico Nacional, además de usar biomasa forestal cuando no haya zafra.

Estas últimas cuestiones fueron afectadas por la falta de financiamiento, en parte asociadas a la pandemia y por otra, al bloqueo económico, financiero y comercial que impone Estados Unidos a Cuba desde hace 60 años y a su persecución contra las inversiones en la isla.

(Tomado de Cuba Internacional 469).

 

Compartir...
Publicado en Artículos.

Cuba, La Habana. Investigador del Centro de Investigaciones Pesqueras, doctor en Ciencias en el Uso, Manejo y Preservación de los Recursos, y maestro en Ciencias del Agua.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *