En este artículo: Bloqueo económico, Donald Trump, Joe Biden, obrero, Plan de la Economía, Planificar
El país atraviesa por una compleja situación financiera por la falta de divisas debido, en lo fundamental, al recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los enemigos del Norte, más ahora cuando el presidente Donald Trump vuelve y firmó decretos y revocó políticas de Joe Biden.

Visto el hecho, como esperábamos, toca, previendo otras “locuras” de ese “personaje”, evaluar en cada colectivo las reservas internas, en busca de crear riquezas, producir alimentos, exportar, sustituir importaciones, asegurar ingresos mayores y usar de forma racional el presupuesto asignado.
De hacerse, pasarán de soslayo frases recurrentes al analizar por estos días el presupuesto de gasto, hablo de: “No incluyeron en el plan…”; “Esa partida no tiene dinero y habíamos analizado…”; “En el epígrafe de salario no está el pago a… y el año pasado nos quedamos cortos por…” y otras escuchadas.
Algunas con razón, teniendo en cuenta lo cíclico de este proceso: capacitación, realización del anteproyecto, presentación, información, análisis del Plan de la Economía y el seguimiento a los planteamientos, según expresó Nelkys Lopetegui Castillo, miembro del secretariado de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) al frente de la esfera de Asuntos Económicos, en el municipio.
Tales inquietudes “brotan” porque debieron tenerse en cuenta sus criterios y propuestas de soluciones para cumplir con la palabra empeñada los planes técnicos económicos.

Cuando se hace con objetividad la planificación de los dineritos –involucrando a directivos, personal económico, administrador y otros para crear un diálogo propositivo de alternativas, teniendo en cuenta la disponibilidad real de recursos materiales y financieros existentes–, los sustos y “dolores de cabeza”, son evitables.
La desagregación fluye con coherencia, se parece a lo “ideado” en cuestiones de ingresar más, gastar menos y evitar sobregiros.
A punta de lápiz debe planificarse y con los pies y los oídos pegados a la realidad para alcanzar lo planeado sin violar la misión de la entidad, además de analizar el comportamiento de los planes de unidades físicas, exportación, de venta, utilidades o pérdidas, sin dejar de darle una mirada, también propositiva, a qué hacer para sustituir importaciones y cómo encadenar procesos con nuevos actores económicos para diversificar las entradas.
La “lupa” planificadora debe hurgar en cuánto más hacer “latir” las reservas para alcanzar utilidades y florezcan las estimulaciones moral y material a trabajadores y colectivos.
De cumplirse bien el diseño de los dineros, ante lo cual la sección sindical debe proponer acciones, no faltará respaldo numeral en partidas y epígrafes, solo es meditar en salir de la zona de confort cuando de planificación se trata, así seguiremos bajándoles rayas a los gastos, obtendremos mayores ganancias, mejorarán los indicadores macroeconómicos, tendremos equilibrio monetario y respaldaremos la actividad económica y demás aristas, que el latir obrero merece.