Quién hubiera pensado que la humilde esponja marina podría contener muchos compuestos genéticos útiles e incluso caros. Nuevas técnicas de cultivo de estas extrañas criaturas marinas podrían situar a Europa al frente de este mercado.
Entre los metabolitos secundarios se incluyen varias sustancias químicas producidas por distintos organismos que no se utilizan en funciones básicas como la reproducción. Muchos de ellos sí se emplean en la fabricación de medicinas, cosméticos e incluso suplementos alimentarios. En las esponjas se han descubierto varios metabolitos secundarios prometedores, aunque la escasez de estos organismos poríferos ha frenado su comercialización. El proyecto financiado con fondos europeos Sponges («Producción sostenible, fisiología, oceanografía, productos naturales y economía de las esponjas») trató de aportar una solución. El equipo de Sponges estudió a fondo las esponjas en su medio natural y averiguaron más datos sobre su alimentación y condiciones de vida ideales. Los conocimientos obtenidos se utilizaron para mejorar la cría de esponjas en instalaciones no marinas. A la mejora de la productividad contribuyó un estudio genético sobre la formación de metabolitos secundarios. En el proyecto también se diseñaron varios productos, entre los que se incluye una crema para la piel de gran potencial económico. Los científicos participantes en Sponges publicaron varios artículos en revistas arbitradas en los que se documentó los avances logrados en biotecnología marina. Los resultados del proyecto abrieron paso a la producción sostenible de esponjas de mar y sus metabolitos secundarios.
Sustainable production, Physiology, Oceanography, Natural products, Genetics and Economics of Sponges
Cuba, La Habana. Investigador del Centro de Investigaciones Pesqueras, doctor en Ciencias en el Uso, Manejo y Preservación de los Recursos, y maestro en Ciencias del Agua.
