Parte esencial de nuestras vidas

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Parte esencial de nuestras vidas

No se trata nada más de que los árboles son sumamente importantes porque representan los pulmones del planeta, pues presentimos inconscientemente sus capacidades para ejercer en nosotros una fascinación desde códigos biológicos comunes y, por lo tanto, no solo estamos en el deber de respetarlos y de protegerlos, sino también de acogerlos como parte esencial de nuestras vidas.

Hubo un tiempo en que no entendía el porqué de nuestra angustia ante el triste espectáculo de los árboles con las raíces al aire, tras ser derribados por el paso de un ciclón, si en un final nada más que son matas, como diría algún indolente. Sin embargo, con el transcurso de los años, y por la continua acumulación de conocimientos al respecto, cada vez somos más los que tenemos la convicción de que la vida se encuentra ineludiblemente interconectada en el sentido de que, en este planeta, el bienestar de uno depende del bienestar de todos sus habitantes.

Por algo, el ingeniero forestal alemán Peter Wohlleben ha demostrado, a través del empleo de una tecnología de punta, que la vida de los árboles en el bosque es de tal complejidad como para convocarnos a profundas meditaciones. No podríamos tener otra actitud cuando Wohlleben nos confirma que en las puntas de las raíces de los árboles hay una especie de cerebro que les permite a los árboles madres, por estas terminaciones, identificar a sus propios hijos y les suministran nutrientes, además de que en estas raíces se toman decisiones, como si tienen que rebajar el consumo de agua y cerrar los poros de las hojas o de escoger el lugar en donde mejor se sientan. Incluso por medio de estas envían impulsos eléctricos para avisar a los demás árboles sobre la presencia de insectos nocivos, como prueba de una cierta capacidad de ayudarse entre ellos.

Sin lugar a dudas habrá quienes, para creer en estos planteamientos, requieran de más evidencias científicas, pero no podrán negar la belleza de tales argumentos como parte de semejante fábula, que de alguna manera explica la razón de sentirnos tan bien cuando estamos en un bosque.

Entonces, no se trata nada más de que los árboles son sumamente importantes porque representan los pulmones del planeta, pues presentimos inconscientemente sus capacidades para ejercer en nosotros una fascinación desde códigos biológicos comunes y, por lo tanto, no solo estamos en el deber de respetarlos y de protegerlos, sino también de acogerlos como parte esencial de nuestras vidas.

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