Promover el crecimiento y el desarrollo sostenibles e inclusivos mediante la construcción del ecosistema de las pequeñas empresas

 

Imagen de Brian MacDonald contra un fondo gris con una camisa azul a rayas  Brian MacDonald / Especialista sénior en participación del sector privado

Las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME) son una parte fundamental de la economía en los países de ingresos bajos y medianos (LMIC), y contribuyen hasta el 40 % de su PIB, según el Banco Mundial. Estos negocios van desde pequeños productores informales hasta empresas registradas y prevalecen en diversas industrias, que van desde la agricultura rural hasta la inteligencia artificial.

El valor de las MIPYMES en las economías emergentes va más allá de ser fuentes de trabajo. Son reconocidos como impulsores clave de la innovación y la creatividad, brindan bienes y servicios a las poblaciones de bajos ingresos y sirven como vehículos para el crecimiento inclusivo y la reducción de la pobreza.

A pesar de su importancia, las MIPYMES enfrentan numerosas barreras para desarrollar todo su potencial. La falta de capital es uno de los desafíos citados con frecuencia, con requisitos de garantía elevados para los pequeños prestatarios, condiciones de préstamo que no se ajustan a las necesidades de los clientes y mercados de valores subdesarrollados como limitaciones notables. Los servicios de desarrollo empresarial, una gama de servicios no financieros, como marketing, diseño de productos y comunicaciones, son importantes para mejorar el rendimiento empresarial y hacer que una empresa esté “lista para la inversión”. Sin embargo, dicho apoyo a menudo está fragmentado, es de mala calidad o se basa en un enfoque de “talla única”. La regulación sigue siendo un problema en muchos países, con procedimientos complejos de registro e impuestos que crean fuertes desincentivos para que las empresas operen en el mercado formal, al tiempo que limitan el crecimiento de quienes lo hacen.

Las MIPYME también son particularmente vulnerables al cambio climático, ya que cuentan con relativamente pocos recursos para hacer frente a sus efectos. Además, las normas sociales y de género restrictivas afectan a las mujeres empresarias en todos los aspectos del sistema de mercado. Estos factores discriminatorios dificultan su capacidad para asumir roles de liderazgo, prosperar en el mundo empresarial y lograr el empoderamiento económico.

Impactos negativos de las fallas del mercado

Las consecuencias de estas barreras son graves. Los trabajadores masculinos y femeninos reciben salarios más bajos de lo que recibirían en condiciones más favorables, lo que se traduce en menos ingresos para necesidades personales, como la escolarización de los niños, la atención médica y una dieta nutritiva. En muchos hogares de bajos ingresos, las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada y pueden verse obligadas a complementar los ingresos de su familia trabajando en ocupaciones riesgosas o a expensas de recibir una educación.

Las propias empresas también se ven afectadas. La reinversión reducida en un negocio conduce a una menor expansión y a la incapacidad de capitalizar las oportunidades, lo que resulta en un menor crecimiento del mercado para esa industria. La innovación también se resiente ya que las nuevas empresas, particularmente aquellas en campos de mayor riesgo pero dinámicos como la tecnología, no pueden superar la prueba de concepto o las operaciones piloto. A nivel nacional, la sofocación del desarrollo de las MIPYME puede obstaculizar la transición de un país hacia una economía de mercado estable, lo que resulta en un menor nivel de ingresos y menos beneficios sociopolíticos para el estado y la sociedad en general.

Abordar las limitaciones para el crecimiento inclusivo y sostenible de las MIPYME: un enfoque ecosistémico

En respuesta a estos factores, los actores del desarrollo están adoptando cada vez más un enfoque ecosistémico para apoyar a las MIPYME. Esta estrategia reconoce que las empresas existen en un sistema interconectado, también conocido como sistema de mercado, que involucra muchos elementos que permiten a los compradores y vendedores interactuar y concluir transacciones. Un enfoque ecosistémico también reconoce que es poco probable que el apoyo aislado en áreas limitadas, que no tiene en cuenta los desafíos sistémicos interrelacionados, produzca un impacto significativo a largo plazo para las MIPYME. Por ejemplo, es posible que la mejora de los servicios de desarrollo empresarial no resulte en un mejor desempeño de las pequeñas empresas sin un aumento correspondiente en el acceso a la financiación para la empresa, lo que a su vez puede depender del marco del sector financiero de un país.

Dada la complejidad de los ecosistemas de MIPYME, la investigación es fundamental para comprender sus componentes, identificar puntos de entrada para las intervenciones y capturar y compartir evidencia sobre lo que funciona y por qué. Dichos aprendizajes son clave para mejorar la programación de ecosistemas, para garantizar que los esfuerzos respalden plenamente la innovación, la reducción de la pobreza y la reducción de la desigualdad para los grupos marginados.

En este contexto, el IDRC ha comenzado a aplicar un enfoque de ecosistema en su trabajo con las MIPYME. Para ilustrar, la iniciativa Transformar la economía del cuidado a través de la inversión de impacto consta de tres pilares: i) el perfil comercial de las MIPYME, para mostrar diversos modelos comerciales y oportunidades para los inversores; ii) apoyo al desarrollo empresarial para MIPYMES en etapa inicial y establecidas, para ayudar a preparar una cartera de “empresas de inversión”; y iii) divulgación a los encargados de formular políticas, empresas y asociaciones de inversión, para participar en investigaciones sobre marcos regulatorios y políticas sobre inversión en MIPYME en la industria del cuidado. Combinados, estos esfuerzos están haciendo una contribución significativa para promover el empoderamiento económico de las mujeres y la igualdad de género global.

La experiencia emergente sugiere además que los enfoques ecosistémicos sólidos a menudo se logran con ciertas herramientas, comenzando con el mapeo de sistemas de mercado. Dicho mapeo va más allá del análisis de las partes interesadas e identifica las relaciones y dependencias entre los elementos del mercado, por ejemplo, cómo los proveedores de habilidades técnicas de baja calidad y las normas basadas en el género se combinan para crear barreras para las mujeres empresarias en las industrias de alta tecnología. Aquellos elementos que aparecen con mayor frecuencia a menudo sirven como puntos de apoyo para apuntar. La aplicación de una lente de economía política a este análisis puede profundizar los conocimientos obtenidos al descubrir factores adicionales que rigen el comportamiento de los actores del ecosistema y cómo se les puede incentivar a cambiar.

Existe una amplia gama de posibles intervenciones dentro de un enfoque ecosistémico, y se necesita tiempo para que los cambios en un área produzcan resultados en otra. Debido a esto, la duración del apoyo basado en ecosistemas tiende a ser mayor. Dichos plazos más prolongados también facilitan la captura de impactos en todo el sistema y ayudan a confirmar si las suposiciones realizadas durante la fase de planificación del proyecto siguen siendo ciertas.

Por último, la asociación es un componente clave de la construcción del ecosistema MIPYME. Los investigadores, las empresas privadas, las asociaciones empresariales, la sociedad civil y los formuladores de políticas tienen un papel que desempeñar para impulsar el cambio en beneficio de las MIPYME y crear impactos más amplios en las sociedades en las que operan. A través de la colaboración y el aprovechamiento de diferentes habilidades y recursos, diversas partes interesadas pueden trabajar juntas para expandir el potencial de las MIPYME para apoyar el crecimiento inclusivo, la innovación y el empoderamiento de las mujeres, aumentando así las contribuciones de este actor económico crítico al avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

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Publicado en Artículos, Medio Ambiente, noticias / news.

Cuba, La Habana. Investigador Titular del Centro de Investigaciones Pesqueras, doctor en Ciencias en el Uso, Manejo y Preservación de los Recursos, y maestro en Ciencias del Agua.

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