Día Internacional de los Ríos 2021

  • El 14 de marzo se celebra el Día Internacional de los Ríos o de la Acción por los

    Ríos. ‘El Periódico Verde’ investiga los problemas más acuciantes de las corrientes fluviales.

Qué es un río?

 

Se considera río a toda corriente o curso de agua (generalmente dulce), que fluye de forma natural desde su lugar de nacimiento hacia una vertiente final constituida por mares, otros ríos, océanos, lagos, etc., aunque también los hay que van acortando su caudal y se evaporan hasta desaparecer, especialmente en terrenos secos y áridos.

Día Internacional de los Ríos 2021

Los ríos integran el ciclo hidrológico local y sus fuentes pueden ser muy variadas: aguas subterráneas, deshielo de montañas, glaciares o acumulaciones de nieve, manantiales, precipitaciones, etc. Ocupan el 0.1% de la corteza terrestre y su formación y cauces suelen tener orígenes muy diversos.

Los seres humanos siempre han tratado de vivir en sus cercanías, ya que son su principal fuente de agua potable, de hecho, las grandes ciudades del mundo se han edificado a orillas de un río. También proveen de alimentos y se usan para trasladarse por ellos, como elemento defensivo, para los deportes y la recreación y como fuentes de energías renovables.

residuales de las ciudades, que se volcaban directamente en sus corrientes sin siquiera realizarles un filtrado previo. A medida que el problema se fue agravando, se fueron tomando una serie de medidas encaminadas a tratar dichas aguas antes de verterlas.

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A día de hoy hay aún muchos lugares en los que no se hace tratamiento y gestión del agua y los ríos se han convertido en la continuación de las cloacas citadinas, recibiendo vertidos de todo tipo, que puede matarlos. A ello hay que sumar que, por desidia, comodidad y/o economía, todo tipo de basuras también acaba en sus lechos.

El tema industrial ya son palabras mayores. En las últimas décadas se ha tomado conciencia del terrible daño que los vertidos industriales provocaban en las corrientes fluviales, por lo que se han ido endureciendo las medidas de control, la legislación y las sanciones, pero a día de hoy aún no se ha conseguido subsanar este problema por completo.

El sector agropecuario también es un gran contaminador de los ríos. España es uno de los países de Europa que más pesticidas, herbicidas y abonos químicos emplea y por escorrentía, los restos de estos productos acaban en las corrientes fluviales provocando daños muy severos y difíciles de revertir.

Los fosfatos y nitratos presentes en los químicos provocan el crecimiento exagerado de cierto tipo de plantas acuáticas que acaban por cubrir la superficie de los ríos, un fenómeno llamado eutrofización. Al impedir el paso de la luz solar, la biota muere y la descomposición de sus restos genera enormes cantidades de metano, un peligroso gas de efecto invernadero 80 veces más peligroso que el CO2.

Que las cuencas fluviales (territorios circundantes y dependientes de un río) tengan un buen estado de salud es una condición indispensable para la vida de las personas que habitan en ella y para el mantenimiento de los diferentes ecosistemas que coexisten en sus proximidades y de la biota que contienen.

El aumento de la población ha disparado el consumo del agua a nivel mundial y ello ha traído como consecuencia, que los niveles de estrés hídrico de los ríos se disparen, agravándose más la situación en las naciones más pobres. En la gran mayoría de las regiones del planeta el riego es responsable de la mayor demanda de agua.

Si bien se intenta en muchos sitios, que las personas eviten desperdiciar agua no siempre se consigue tal objetivo, puesto que no solo es necesaria para vivir, sino que, los habitantes de los países más desarrollados también la emplean para otra infinidad de usos, muchos de los cuales son superfluos y prescindibles.

Ante situaciones en las que no se puede reducir el uso de agua, se intenta aliviar el estrés hídrico aumentando su disponibilidad. Para ello se emplean sistemas de desalinizado, se hacen transferencias entre cuencas y se intenta capturar el agua que se suele evaporar de manera improductiva. También resulta fundamental aprovechar los momentos en los que hay exceso, para almacenar la mayor cantidad de agua posible.

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Pero de nada sirve que intentemos paliar las consecuencias del estrés hídrico, si no hay un cambio real en el comportamiento de los consumidores, encaminado hacia la sostenibilidad del uso del agua. Además de cuidar los ríos, las personas deben reciclar correctamente, reutilizar recursos, cuidar y proteger la biodiversidad, utilizar métodos de cultivo ecológicos y consumir menos y más responsablemente, para que nunca nos llegue el momento de sufrir sed.

Por Sandra MG para ‘El Periódico Verde’

 

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Publicado en noticias / news.

Cuba, La Habana. Investigador del Centro de Investigaciones Pesqueras, doctor en Ciencias en el Uso, Manejo y Preservación de los Recursos, y maestro en Ciencias del Agua.

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