Los investigadores han estimado el ahorro en la huella climática que se puede obtener, reduciendo la pérdida y el desperdicio de alimentos a lo largo de la cadena de suministro alimentario de Europa en un 50 % de aquí a 2030.
Con lo que tira Europa se alimentaría medio mundo. Una nueva investigación muestra que el consumo de alimentos en Europa recurre innecesariamente a recursos globales. Razón por la cual los investigadores piden acciones políticas. Muchos de los alimentos que se consumen en Europa se producen en países fuera de Europa.
La pérdida de alimentos y el desperdicio que se produce más adelante a lo largo de la cadena de suministro de alimentos es realmente nefasto. E incluye desde el sector agrícola primario en Europa o el resto del mundo, hasta los hogares de cada europeo.
«Reducir a la mitad la pérdida y el desperdicio de alimentos en Europa, junto con una redistribución de los recursos alimentarios mundiales, podría resolver los desafíos de la escasez de alimentos en el mundo». Esto lo afirma Marianne Thomsen, líder de esta investigación. Y profesora de sistemas alimentarios sostenibles en el Departamento de Ciencias de los Alimentos de la Universidad de Copenhague (UCPH FOOD).
Por eso, los países deberían invertir en soluciones para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos. Y además deben hacerlo en todas las etapas de la cadena de suministro de alimentos. Esta es la propuesta de Marianne Thomsen.
Beneficios de reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos
Los cálculos de escenarios de los investigadores muestran lo que sucederá si reducimos a la mitad la pérdida y el desperdicio de alimentos. Y lo hacemos a lo largo de las cadenas de suministro de alimentos asociadas con el consumo de alimentos en Europa.
Reducir a la mitad la pérdida y el desperdicio de alimentos en las cadenas de suministro alimentario de Europa equivale a ahorrar el 8 % de las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el consumo de alimentos de los europeos.
Pero también hay un ahorro asociado del 6 % de las superficies agrícolas. Y del 6 % de las zonas de pastoreo. Lo que en conjunto equivale al 12 % de Áreas agrícolas. Ya que las zonas de pastoreo se utilizan para el ganado. Además, hay un ahorro del 7 % del consumo de agua y del 14 % de la energía incorporada en la producción de alimentos para los ciudadanos de Europa.
Un instrumento político
Marianne Thomsen señala que el seguimiento y la notificación de la pérdida y el desperdicio de alimentos por parte de todos los actores a lo largo de la cadena de suministro de alimentos resulta un importante instrumento político.
“Un instrumento de política de este tipo, respaldado por otras medidas, puede ser un fuerte incentivo. De este modo, las empresas y el resto de la sociedad podrían invertir tiempo y dinero en nuevas tecnologías. Y en sistemas que prevengan la pérdida y el desperdicio de alimentos. Cerrando así, el ciclo a lo largo del suministro de alimentos. Y apuntando a la economía circular, tanto a nivel local como mundial. Con lo que tira Europa se alimentaría medio mundo.
Figura 1. Europa occidental y meridional en particular dominan el ahorro potencial de huella absoluta (“absoluto” en contraposición al ahorro de huella per cápita, como se muestra en la figura 2). GEI = gases de efecto invernadero, Huella hídrica azul = consumo de agua, Tierras de cultivo = áreas agrícolas, Pastizales = áreas de pastoreo y Energía = consumo de energía. CRÉDITO: Albert Osei Owusu
La huella real de Europa
Los inventarios de emisiones de gases de efecto invernadero de Europa son inexactos. Porque solo toman en cuenta aquellos que son emitidos por cada país a partir de la producción de alimentos que se produce dentro de sus propias fronteras geográficas.
Los nuevos cálculos aplican un enfoque contable basado en el consumo. Esto incluye la huella ecológica y climática de los alimentos producidos localmente. Y también la de los importados por los países europeos. Excluyendo los alimentos de producción nacional exportados a otras naciones.
En los cálculos del escenario, los investigadores han asumido que la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos se produce mediante la prevención. Generando una reducción en la producción y el suministro de alimentos para satisfacer el consumo de alimentos europeo.
“Reducir en un 50 % la pérdida y el desperdicio de alimentos causados por el consumo de alimentos en Europa requiere intervención política. Y también que las mismas se adapten a las circunstancias nacionales y a los desafíos regionales y locales específicos”. Esto lo afirma Marianne Thomsen.
Los cálculos muestran que existen grandes diferencias regionales que determinan el tipo de intervención más eficaz. Dicho esto, los europeos occidentales muestran el mayor potencial de ahorro de huella, especialmente Francia, Alemania, Bélgica y los Países Bajos. Pero también aquellas naciones con un producto interno bruto más bajo, como Grecia, Croacia, Bulgaria y Rumania, tienen un gran potencial para la prevención del desperdicio de alimentos.
El sector que muestra el mayor potencial para reducir la huella climática es sin dudas el agrícola. Mientras que el mayor potencial para ahorrar energía se encuentra en la industria de servicios. Esto incluye comedores, hoteles, restaurantes, etc. Con lo que tira Europa se alimentaría medio mundo.
Terminología
En un contexto internacional, la “pérdida de alimentos” ocurre desde el sector agrícola primario hacia la industria procesadora de alimentos y el sector mayorista. Mientras que desde el sector minorista hacia la industria de servicios y los hogares, nos referimos al “desperdicio de alimentos”.
Los cálculos
Los cálculos se basan en la producción y el comercio mundiales de alimentos en 2018. Al reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos resultantes del consumo de alimentos en Europa en un 50 %, se pueden lograr los siguientes ahorros de huella basados en el consumo.
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51 millones de toneladas equivalentes de CO2 (8%)
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446 km² de uso de suelo agrícola (6%)
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523 km² de uso de pastos (6 %)
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600 millones de m3 de ahorro de agua (7 %)
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131 teravatios-hora (0,47 exajulios) de ahorro de energía (14 %)
Referencia: artículo publicado en Environmental Science & Technology.