La región de América Latina y el Caribe, denominada en ocasiones “superpotencia de la biodiversidad”, cuenta con algunos de los legados naturales más bellos e importantes del mundo. Sin embargo, está sufriendo numerosos efectos antropógenos y climáticos, como la degradación de los ecosistemas, la contaminación costera y el cambio de los océanos. Con objeto de elaborar estrategias que comprendan técnicas nucleares e isotópicas adaptadas para hacer frente a estos problemas, los representantes de la región se reunieron en los Laboratorios del OIEA para el Medio Ambiente, en Mónaco, a principios de marzo.
La población costera de la región está aumentando y muchos de los que allí viven dependen del océano como fuente de ingresos y alimentos, pero los cambios en la temperatura del agua y la mayor acidificación y desoxigenación de los océanos podrían afectar considerablemente a las comunidades locales. Según investigaciones recientes, el aumento actual de la acidez del agua de mar en la región afecta ya a la capacidad de algunos organismos marinos, como los moluscos y los corales, de construir con eficacia sus conchas y esqueletos. Esto podría tener consecuencias en la pesca regional y los medios de vida de quienes viven en las zonas costeras afectadas.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14 aboga por conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.
En esta primera reunión regional de coordinación del proyecto de cooperación técnica del OIEA “Fortalecimiento de las capacidades en los medios marinos y costeros mediante técnicas nucleares e isotópicas”, 24 expertos de las autoridades nacionales de 18 países se pusieron de acuerdo sobre las principales amenazas ambientales a que ha de hacerse frente y establecieron un marco estratégico de acción. La acidificación de los océanos, la floración de algas nocivas (FAN) y la contaminación procedente en buena parte de los omnipresentes plásticos marinos se señalaron como las preocupaciones ambientales más acuciantes que exigen una actuación coordinada, y se hizo hincapié también en el intercambio de datos clave y la mejora de las capacidades analíticas para medir la acidificación de los océanos, la eutrofización y la contaminación marina.
“Las políticas y los tratados internacionales existentes en los que se pide un uso responsable de los recursos oceánicos no bastan”, dice Ana Carolina Ruiz Fernández, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México. “Tenemos que aumentar nuestra capacidad de generar información de calidad y de establecer sólidos canales de comunicación para el intercambio de información a fin de que nuestros países contribuyan eficazmente a la sostenibilidad del océano”.
“En relación con el cambio climático, el Perú es un lugar muy importante para la investigación marina”, aclara Michelle Ivette Graco, Doctora en Oceanografía en el Instituto del Mar del Perú (IMARPE). “El país actúa de laboratorio natural para explorar los principales factores de estrés relacionados con el cambio climático como la acidificación oceánica y la desoxigenación debido a la presencia de niveles de pH ácido que son, por naturaleza, bajos y zonas de mínimo oxígeno en uno de los ecosistemas más productivos del mundo”.
En este sentido, las zonas de mínimo oxígeno, en las que la saturación de oxígeno en el agua de mar se encuentra en el nivel más bajo, son de gran utilidad para conocer la función de los océanos en el control del gas atmosférico de efecto invernadero.
Emily Smail, Directora Ejecutiva de GEO Blue Planet, señala que esta reunión inicial del proyecto regional de cooperación técnica ofreció una valiosa perspectiva de las dificultades a que se enfrentan los países al supervisar y cumplir las metas del ODS 14. GEO Blue Planet es una alianza de más de 100 gobiernos nacionales y alrededor de 100 organizaciones participantes que cubre la falta de datos y servicios para proporcionar información utilizable que respalde la adopción de decisiones fundamentadas a fin de lograr un desarrollo sostenible.
“Las alianzas establecidas en la reunión permitirán a la iniciativa GEO Blue Planet mejorar las actividades de construcción de puentes entre la comunidad científica y los encargados de adoptar decisiones de América Latina y de otras regiones”.
¿Cómo pueden ayudar las técnicas nucleares a hacer frente a los problemas relacionados con el medio marino?
Las tecnologías nucleares son fundamentales para ayudar a mitigar los efectos prolongados de los cambios climáticos y oceánicos, así como para adaptarse a ellos. Los trazadores nucleares y las técnicas isotópicas pueden utilizarse para supervisar los efectos de la acidificación de los océanos y otros factores de estrés oceánico y ayudar a determinar las fuentes de contaminación del agua. Los resultados pueden facilitar que los encargados de adoptar decisiones y la comunidad científica tomen decisiones fundamentadas para proteger los ecosistemas vulnerables.
Uno de los ejemplos expuestos fue la floración de algas nocivas, un proceso marino natural que perjudica la salud humana, afecta negativamente a los ecosistemas y es una amenaza para las zonas costeras. Los científicos temen que el calentamiento del clima y otras actividades antropógenas agraven la intensidad y los efectos de las FAN. Durante muchos años, los Laboratorios del OIEA para el Medio Ambiente han fomentado el uso de la técnica de base nuclear denominada análisis de radiorreceptor, un método de gran sensibilidad y precisión que permite a los científicos detectar con prontitud y supervisar las biotoxinas producidas por las FAN. Se han descrito y documentado varios ejemplos de aplicación satisfactoria en Chile, El Salvador, Colombia y Cuba.
“La pronta detección de las biotoxinas es fundamental para prevenir los efectos negativos de las FAN”, afirma Carlos Alonso Hernández, Investigador en el Laboratorio de Radioecología del OIEA. “Las técnicas nucleares pueden utilizarse para detectar con prontitud la presencia de biotoxinas en el medio marino o en alimentos procedentes de él, contribuyendo así a detectar los brotes con más exactitud. Esto protege la cadena alimentaria y puede ayudar a reducir el tiempo de cierre de los caladeros”.
Las FAN son solo un aspecto de este proyecto de amplio alcance en el que participan 18 países. “El OIEA trabaja con los países de América Latina y el Caribe por conducto de este proyecto de cooperación técnica para encontrar soluciones prácticas a sus problemas más importantes relacionados con el medio marino”, explica Peter Swarzenski, Director Interino de los Laboratorios del OIEA para el Medio Ambiente.
En el proyecto participan, entre otros, expertos de la Argentina, Belice, el Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, el Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, el Perú, la República Dominicana, el Uruguay y Venezuela.