Recientemente leí un seudoartículo poco serio que con el nombre de “Nueve cosas que desaparecerán durante el curso de nuestra vida” me puso a pensar en que podría desaparecer de la forma en que se hace ciencia en el mundo de hoy.
pronto pensé sería fácil identificar algunos modos que van a desaparecer, pero de alguna forma comprendí que en ciencia no sería tan fácil poder identificar cosas y aptitudes en muchos países y con diferentes costumbres que podrían de pronto desaparecer en particular, pues el científico o solo trabajador de las ciencias es una persona en ocasiones de reminiscencias y características muy particulares. Nuevos conocimientos traerán nuevos conflictos inevitablemente.
No obstante aceptado el reto pensé que lo primero de mi lista seria las bibliotecas de los centros de investigación, pues cada día más, de las referencias bibliográficas que antaño se tenían que pedir por correo postal o buscar en las bibliotecas, hoy es asunto de unos minutos en la web si no se tienen que pagar. El acceder a internet es una cosa fácil y rápida que satisface las más exigentes necesidades.
En mi centro es poco o mucho menos del mínimo el uso que le damos a la biblioteca y eso en verdad es malo a mi modo de ver, pues el resultado de una búsqueda pausada da también buenos resultados, aunque no tan rápido ni eficiente, hay que reconocerlo.
Sin embargo para mi es más preocupante otras cosas que pueden desaparecer para las ciencias como es la libertad de hacer en beneficio del hombre, y libertad de hacer es a veces proteger la información que puede dañar en este mundo cambiante.
En un reciente artículo, diría yo, polémico, aparecido en CNN en su versión digital de internet (Martes, 03 de enero de 2012 a las 16:22), Arthur Caplan, director del Centro de Bioética de la Universidad de Pennsylvania, en “OPINIÓN: La censura a la ciencia, en nombre de la seguridad”, resalta la importancia de no mostrar toda la información de las investigaciones si esta puede ser usada por personas malintencionadas y maléficas, para agredir y crear terror y muerte.
Se menciona por el articulista como por primera vez a finales de diciembre pasado El Consejo Científico Nacional para la Bioseguridad de Estados Unidos dio una recomendación a los científicos de las universidades que presentaron en dos prestigiosas revistas artículos sobre un virus de la gripe borraran información crítica de los mismos antes de publicarlos, pues dichos trabajos describían cómo se podría modificar el virus de la gripe aviar para volverlo más contagioso.
La alerta se debe al peligro de que personas aficionadas o también especialistas sin escrúpulos, imbuidas de esa información pudieran manipular los virus para hacerlos más letales y efectivos contra el hombre.
Pues como dice el propio Caplan “La ética de la investigación necesita adaptarse. Entregar la fórmula completa para hacer un terrible bicho pandémico a cualquier loco con acceso a internet o a una suscripción a una revista científica no tiene sentido en un mundo que vio el uso del ántrax y del gas sarín como armas de terror.”.
El acceder a la ya comenzada a nombrarse la “nube” con todo su alto nivel de información y de disponibilidad, puede dictar asimismo cánones de conducta diferentes o no apropiadas, aunque hoy en día son cosas normales cuando vemos la barbarie de determinados sucesos, pero que en un mundo virtual pueden lograr un impacto en el modo social de hacer ciencia que no podemos hoy concebir de forma racional, o aptitudes irracionales que logran afectar directamente a las sociedad de hoy.
Por ejemplo el viajar para un evento científico. Si las condiciones de conexión variaran como es vaticinado y yo pudiera tener libre acceso y velocidad a todos los servicios de la nube, entonces una sala de conferencia en mi institución, equipada con todos los chismes de las videoconferencias y demás nombres, podría ser bien fácil mi viaje a ese país donde me reuniría con mis queridos colegas de otras naciones. No haría falta alguna viajar para decir a otros cuanto me he disciplinado para alcanzar tan o más cual escañó medianamente relevantes pues ya en una conferencia desde mi centro en una comunidad más virtual que lo que es hoy tendría supuestamente satisfechas mis requerimientos de compartir los adelantos en los trabajos.
No se puede desdorar que servicio de informaciones para las ciencias en Internet, de acceso gratuito son una maravilla, pero hagamos una parada y citemos textualmente a la colega Luisa Massarani cuando dice:
“Es de conocimiento público que una parte importante de la población en países en desarrollo, en especial en las áreas más pobres, no tiene acceso a Internet. Además, gran parte de la población presenta bajos niveles de alfabetización, lo cual dificulta la comprensión del material disponible en la Red”.
Esto puede retrasar notablemente las ideas actuales de desaparecer hábitos tecnológicos y costumbre del hombre sin resolver problemas vitales de la población mundial, particularmente en el tercer mundo, que también son problemas de las ciencias hoy en día, ¿o no?
Esto que solo es un análisis somero del asunto deja aun mucho a decir, pero no tengo la menor duda del avance y de los cambios a producirse en poco tiempo, pero más que lo que desaparecerá de modo lógico debería también preocuparnos las cosas que no desaparecen como la pobreza, las falta de rigor en el manejo de la información y las diferencias de clases que se supone que teóricamente para la sociedad se trabaja. Las ciencias deben ir preocupadas no solo en el avance sino también en los que dejamos atrás sin resolver, y cuidar que con el avance apurado perdamos la necesaria cautela. Los que se deslumbran con las cosas buenas de internet deben también aprender a vislumbrar entre lo bueno lo malo o terrible que se nos puede presentar sin control para nuestro perjuicio.
Referencias
Massarani, L. SciDev.Net en América Latina: Información sobre ciencia, tecnología y desarrollo vía Internet
Arthur Caplan. 2012. OPINIÓN: La censura a la ciencia, en nombre de la seguridad. Especial para CNN Martes, 03 de enero de 2012.