Cuba y el imperativo del reciclaje

Cada año el ser humano arroja unos 2,12 mil millones de toneladas de residuos. Si toda esta basura se colocara en camiones, darían la vuelta al mundo 24 veces, afirma el sitio web del Global Recycling Day.

Anualmente los materiales reciclables, considerados como el séptimo recurso luego del agua, el aire, el carbón,  el petróleo, el gas natural y los minerales, evitan más de 700 millones de toneladas en emisiones de dióxido de carbono.

No obstante, el 91 por ciento del plástico creado no se recicla, y debido a que cada 12 meses se talan alrededor de 18 millones de hectáreas de bosque- un área del tamaño de Inglaterra y Gales-,  en solo 40 años posiblemente mil millones de hectáreas- el equivalente a Europa- se habrá ido.

Ante este escenario han surgido diversas iniciativas, como la llevada a cabo por la compañía multinacional ADIDAS, la cual lanzó en 2016 la primera zapatilla producida en serie a partir de botellas de agua recicladas -cada par de zapatos está hecha de 11 botellas de plástico-.

En Cuba, el reciclaje es una prioridad, y dentro de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución se encuentra, precisamente, promover su  intensificación, aumentar el valor agregado de los productos recuperados y priorizar el aprovechamiento del potencial de los residuos sólidos urbanos.

Solo en el actual curso escolar -septiembre 2018 a febrero 2019-, los pioneros han recuperado más de 700 toneladas de materiales reciclables como parte de la labor educativa.

Según Miguel Hamadí, vicedirector general de operaciones del OSDE Grupo Empresarial de Reciclaje (antes Unión de Empresas de Recuperación de Materias Primas), actualmente se trabaja en el país 16 productos agrupados en tres grandes clasificaciones: ferrosos, no ferrosos y no metálicos.

En la primera están el acero y el hierro fundido, cuyos destinos fundamentales son las empresas Siderúrgica José Martí y Aceros Inoxidables Acinox Las Tunas, con vistas a la producción de palanquillas para la exportación y la obtención de barras corrugadas, muy necesarias en la construcción.

Dentro de los metales no ferrosos se recupera aluminio, cobre, bronce, chatarra electrónica y aceros inoxidables, en tanto la mayor parte se emplea en el país. Tal es el caso del cobre que va fundamentalmente a la Empresa de Conductores Eléctricos y Telefónicos Conrado Benítez, en San José de las Lajas.

En este grupo de productos el excedente se exporta, explicó Hamadí a la Agencia Cubana de Noticias.

Los no metálicos abarcan el papel, el cartón, el plástico, los envases de cristal, vidrios y textiles. Por ejemplo, el papel gaceta que se recupera se destina en su mayoría a la fábrica René Bedía, productora de las bandejas de huevo, mientras que el mezclado y el bond –hoja blanca- van a la empresa de Productos Sanitarios S.A. (Prosa), fabricante de papel sanitario y servilletas para la población y el turismo.

En el caso del cartón, se envía a las papeleras de Cienfuegos, Sancti Spíritus y Camagüey, donde se utiliza para la obtención de libretas escolares.

Aproximadamente una tonelada de papel reciclado sustituye la tala de 17 árboles maderables.

Además, se recuperan todas las botellas que reutiliza la Cervecería Bucanero y la industria nacional de cerveza, aseguró el directivo, quien explicó que importar un envase de ese tipo cuesta un promedio de 0.17 centavos de dólar y la OSDE lo pone en la fábrica a la mitad de precio en CUC.

En el caso del plástico, uno de los destinos  fundamentales es el programa de ahorro de agua, aunque las botellas de agua son las más difíciles de reciclar, pues las personas les dan uso doméstico.

No obstante, señaló,  se intenta recuperar la mayor cantidad posible, se procesa en una moderna planta en el territorio cienfueguero que muele el pomo hasta hacerlo escamas de PET y esto se exporta.

También se recupera el saco del sistema de comercio y se le suministra a la agricultura para el acopio, aseguró.

En el caso de la chatarra ferrosa, todo lo que se genere en la nación se recupera.

Impacto económico y la responsabilidad empresarial

Si tomamos lo que le vendemos a la economía, al precio que lo hacemos y la diferencia en el mercado internacional, el efecto de ahorro neto es de 102 millones de dólares anualmente, expuso Miguel
Hamadí.

El valor de nuestras exportaciones, por otra parte,  alcanza los 32 millones de dólares, es decir, que el impacto positivo de Recuperación de Materias Primas a la economía se puede redondear en 135 millones de dólares, sentenció.

Comentó que si Cuba fuera a importar toda la chatarra para las acerías- que hoy es solo una parte para completar el balance del país- tendría que comprarla al menos a 350 dólares la tonelada, y hoy ellos
la venden a 160 pesos, 75 de estos en moneda libremente convertible (CUC).

Existen en la Isla más de 300 casas de compra, con presencia en todos los municipios, y según Isabel Alfonso, directora de No Metálicos y No Ferrosos, a través de esta vía se recupera más del 50 por ciento del total de materiales reciclables que obtiene la OSDE.

Al decir de Alfonso, trabajan en incrementar el aprovechamiento integral de estas unidades, ya que en 2018 estuvieron en el orden del 90 por ciento, y aspiran a que este año los niveles se incrementen en
aras de tener una mayor satisfacción por la población y evitar quejas.

Otra fuente para la recuperación de estos productos es el sector empresarial, y en ese sentido la Ley 1288/1975 establece que todas las entidades son responsables de la custodia, clasificación, preservación y entrega de los desechos reciclables que generan, y el cumplimiento de esta normativa ha avanzado durante los últimos cinco años.  Se está elaborando una nueva ley, la cual fortalecerá más el trabajo de reciclaje.

Dayamí Suárez, vicedirectora general de inversiones, comunicación y calidad del OSDE, expresó que es una realidad que en Cuba el fondo metálico disminuye, por tanto resulta imprescindible que las empresas entreguen la chatarra que poseen.

Toda la barra corrugada del país se hace con chatarra, excepto las que recuperan internamente las acerías y otro pequeño porcentaje que el Ministerio de las Fuerzas Armadas nos entrega directamente, señaló.

Materias Primas suministra unas 220 mil toneladas de chatarra a la industria, y en 2018 la cifra alcanzó las 237 mil toneladas; pero hubo años en que se logró superar las 400 mil toneladas.

En la medida en que la industria invierta se generan desechos de los metales, entonces si no hay inversiones grandes en la ínsula no se prevé un crecimiento. Dependemos de lo que desechen y no reutilicen otras entidades, refirió.

Según el directivo los recursos ferrosos y no ferrosos todos los años decrecen; en tanto los no metálicos han ido incrementándose, aunque con una mejor infraestructura tecnológica y de transportación se alcanzarían niveles superiores, fundamentalmente en eficiencia.

Los organismos más fuertes en la entrega de metales son los Ministerios de la Construcción, de la Agricultura, del Transporte y de Energía y Minas, y el Grupo Empresarial AZCUBA.

Por otra parte,  han estado muy limitados con el financiamiento externo para reponer los equipos, y la última reposición fue hace dos años.

Esta es una industria que requiere equipos especializados, pues para cargar chatarra no se utiliza un camión de volteo común, sino uno bien reforzado, por ejemplo, advirtió la especialista.

En su opinión sí se ha avanzado  un poco en la cultura industrial de la infraestructura de las empresas, y en este sentido destacan La Habana, Ciego de Ávila, Villa Clara y Sancti Spíritus.

Reciclar en Cuba, y en el mundo, no se trata ya solo de una opción más o menos rentable económicamente, sino de preservar un medio ambiente que cada vez sufre más las consecuencias de la explotación desmesurada por el hombre de recursos naturales finitos.  Reciclar, en el siglo XXI más que una necesidad, es un imperativo.

 

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Publicado en Artículos.

Cuba, La Habana. Investigador del Centro de Investigaciones Pesqueras, doctor en Ciencias en el Uso, Manejo y Preservación de los Recursos, y maestro en Ciencias del Agua.

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