Sobre la formación y la edad

Por Gustavo Arencibia-Carballo

El curso de la vida nos lleva en línea recta inexorablemente hasta el final, pero vida es vida, única e irrepetible, por eso estamos a diario en el dilema de detenernos o continuar, y continuar es tomar riesgos a cada paso.

No es arriesgar la vida de lo que hablo, me refiero a tomar partido por cada razón que consideremos de buen tino para satisfacer nuestra voluntad o superación diaria. La educación continua constituye hoy para muchas personas un reto constante, pues el mundo del conocimiento y la información cambian a cada instante y de forma acelerada.

Más aun cuando las nuevas tecnologías de la informática muestran caminos de alta eficiencia para el desarrollo de las comunicaciones. Y es necesario decir que aunque hablamos de educación y perfeccionamiento en lo personal, esta voluntad esta aparejada al perfeccionamiento de la empresa y al incremento del desarrollo del país, dado la actualización de valores, de técnicas, de la aplicación lógica y coherente de lo aprendido y posteriormente aplicado, y hasta de nuevas líneas de explotación de recursos naturales, etc.

La capacitación está cambiando su formato en lo cuantitativo, pero la edad sigue siendo una limitante en la toma de apoyos por instituciones y organismos institucionales. La formación educacional continua de todas las personas profesionistas es un elemento vital a tener en cuenta, pues la adquisición de un título o grado científico debe ser vigente en la medida que esa condición sea mantenida y eso solo se logra con la constancia en la revalorización del conocimiento, de ahí que la educación continua debe ser valorada sin límites de edad y que los apoyos sean sustentados con ideas amplias y de transformación. Debe ser tomado en cuenta como un sector de alto valor en el saber y sus capacidades de producir y enseñar.

Esto ocurre en todas las ciencias y profesiones, pero veamos los que nos dice Enrique Leff en este planteamiento sobre necesidades y desarrollo sustentable, algo vital en nuestros días para lograr armonía en ese desarrollo. Y nos dice: “Los retos del desarrollo sustentable implican la necesidad de formar capacidades para orientar un desarrollo fundado en bases ecológicas, de equidad social, diversidad cultural y democracia participativa.

Ello plantea el derecho a la educación, la capacitación y la formación ambiental como fundamento de la sustentabilidad; que permita a cada ser humano y a cada sociedad producir y apropiarse de saberes, técnicas y conocimientos para participar en la gestión de sus procesos de producción, decidir sus condiciones de existencia y definir su calidad de vida”.

Sin embargo, las personas adultos mayores en sus limitaciones por cuestiones de edad y saber no reciben iguales oportunidades a otros sectores de la sociedad, sin que esto implique deba ser en iguales proporciones, pero si al menos en una equidad razonable la cual permita a los que aún se mantienen en la batalla del conocimiento y la educación, poder seguir apostando y generando desarrollo técnico-profesional y científico, aunque algunos sectores no lo comprendan.

Para avalar estas ideas revisemos en qué etapa se producen los conocimiento con mayor impacto, sino detrás de azarosa vida de dedicación a las ciencias o al conocimiento, independientemente de las genialidades que suceden por capacidades excepcionales de individuos entrenados y adelantados en su saber y hacer para generar innovaciones, bienes y servicios. Solo observemos la edad promedio de los premios Nobel y pensemos un poco.

El problema general que se presenta en la educación continua en cada sector tiene múltiples aristas a tratar como menciona la investigadora María Cristina Davini en unos de sus artículos, cuando señala el reduccionismo, la visión instrumental de la educación, el inmediatismo, la baja discriminación de los problemas sobre los cuales formar, la tendencia a actuar por programas y proyectos, y otros. Por lo tanto mejorar el desempeño profesional de cada individuo requiere de Capacitación o Educación Permanente y vale la pena atender en este desempeño inicial a establecer estrategia de cambio institucional y de organizaciones para que vean en la historia de aprendizaje de cada persona o individuo un poder perfeccionar y mejorar el aprendizaje.

No digo no se vea y analicen los resultados desde una perspectiva pedagógica, pero no queda muy claro, al menos en mi contesto cuando la falta de visión por conservar una persona profesional se pierden por el no estímulo y atención a seguir estudiando en ambientes adecuados. Se pierden por retiro, por falta de remuneración y hasta por cansancio institucional y falta de comprensión al decir de estas personas.

Claro, no es fácil al final del análisis, pues a pesar que diga yo u otra persona o investigador, de los tantos y muy buenos que he leído con excelentes artículos, la verdad real es que el ecosistema de capacitación se vuelve algo hostil a solicitudes e intereses de los mayores y no tan mayores con limitantes creíble o no, de aquellos que establecen las normas.

Lo que trato de decir es no es justo, ni rentable, ni apuesta por la sostenibilidad y talento del conocimiento, luego de acumulado y con visiones excelentes se desechen o menosprecien por falta de visión, pero las reglas de juegos son injustas como digo, en ocasiones.

Tampoco es un tema nuevo o de novedad, aunque lo veamos en las redes sociales como algo reciente.

Ya en fecha distante como 1986 Alfonso Mejía nos decía: “La educación continua constituye todavía el único tratamiento conocido para la obsolescencia progresiva de la competencia profesional, síndrome de extensión universal con muchas formas subclínicas que a menudo pasan inadvertidas”.

Entonces pensemos, valoremos y hagamos de estos pensamientos algo a debatir y polemizar, porque la educación continua debe ser derecho de todos, es derecho de todos y es una necesidad en el mundo que se nos continúa presentando a diario.

Fuente: Diario de Yucatan

jueves, 31 de octubre de 2019

https://www.yucatan.com.mx/editorial/2019/10/31/sobre-la-formacion-la-edad-147271.html