A los legisladores británicos les preocupa que el gobierno no tenga una estrategia clara y detallada para impulsar la diversificación en la cadena de suministro 5G.

La Cámara de los Comunes urgió al gobierno británico a profundizar en un plan detallado para lograr diversificación en la cadena de suministro de la tecnología 5G, ya que en la actualidad depende únicamente de Nokia y Ericsson, tras haber excluido a Huawei.
En un informe publicado este jueves, el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara criticó que el gobierno aún no cuenta con una estrategia clara para abordar los riesgos que amenazan la seguridad y resistencia de las redes, y abrir el mercado a más proveedores.
Por tal razón, realizó una serie de recomendaciones que, según su visión, es apremiante adoptar a corto y largo plazo. Entre ellas, el Comité dijo que en tres meses debe estar listo un plan de acción específico, con un presupuesto inicial y un cronograma de trabajo para diversificar la cadena de suministro.
El gobierno también tiene que proponer medidas para facilitar la entrada al mercado de los proveedores de equipos de infraestructura e incentivar el despliegue de 5G independiente, a fin de que los operadores no prefieran a quienes ofrezcan en conjunto equipos de las generaciones móviles anteriores.
Aunque el Reino Unido debería apoyar el desarrollo de Open RAN como una alternativa para impulsar estándares abiertos y mayor interoperabilidad, el futuro de esta tecnología aún es incierto y no tendría que verse como una “solución milagrosa” para la problemática, advierte el documento.
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La Cámara no sólo está preocupada por la construcción de 5G, sino también por otras tecnologías críticas como la Inteligencia Artificial o la computación cuántica, así que instó al gobierno a realizar una evaluación acerca de la extensión actual y el potencial futuro para la divergencia tecnológica global, tomando en cuenta que existe una creciente diferencia entre el sector británico y el chino.
El año pasado, el gobierno del Reino Unido clasificó a Huawei como una empresa de riesgo en seguridad cibernética y prohibió comprar equipos del gigante chino, luego de la presión ejercida por Estados Unidos sobre esta y otras naciones. Ahora a los británicos les inquieta quedar en manos de Ericsson y Nokia, dos empresas extranjeras.