Una arquitectura sensata está basada en un modelo de construcción que tiene en cuenta el cuidado por el Medio Ambiente y el respeto al planeta. Un edificio sostenible debe causar el mínimo impacto en el entorno, empezando por su diseño, continuando por su construcción y finalizando con su demolición. Deben ser viviendas respetuosas con nuestro entorno, que generen su propia energía y consuman menos que las actuales.
Muchos arquitectos apuestan por la arquitectura sostenible, asumiendo la sostenibilidad como base de sus construcciones. Para ello se están especializando en los nuevos códigos ambientales en busca de una nueva dimensión en el sector de la construcción.
Lo que se pretende con este modelo de viviendas es:
– La optimización en el uso de materiales de construcción, mediante una adecuada elección de los mismos.
– La reducción al mínimo en el consumo de agua y energía, incorporando a tal efecto fuentes de energía renovables, así como utilizando técnicas que ayuden a la reducción en el consumo de agua.
– Y por último, facilitar la gestión de residuos al final de la vida útil de la construcción.
En España se calcula que las viviendas utilizan el 20% del consumo total de energía, del cual, casi el 40% va destinado a las calefacciones. Incorporando ciertas medidas de eficiencia, se calcula que en 2050 se conseguiría un ahorro del 80% en el consumo energético del conjunto de nuestros de edificios, comparado con el que tendríamos si siguiéramos como hasta ahora.
La arquitectura sostenible además de beneficiar al Medio Ambiente, también es buena para la economía. Aunque en principio incorporar dichas medidas de eficiencia resulta un poco más costoso, a medio plazo se compensa dicho gasto con el ahorro de energía y la satisfacción personal de que estamos contribuyendo a mejorar el Medio Ambiente.