Dos delfines de la especie Marsopas, poco visto en las cercanías de las costas cubanas, llegaron a la Bahía de Matanzas. Una historia de agonía, rescate y mucho calor vivieron la pareja de animales, que también son amigos de los hombres.
Alberto Rivero González nunca antes imaginó que compartiría con dos delfines por tanto rato. Ni por la cabeza le pasó algún momento que una pareja de estos sociables animales se convertirían en sus buenos e inolvidables amigos.
Alberto conoció a los dos delfines en la playa El Judío, en la ciudad de Matanzas. Èl, junto a otros vecinos del lugar, llevaron de la arena al agua a la hembra.
Esto ocurrió a las diez de la mañana del miércoles y como dicen “removió” a la ciudad de Matanzas. En el viaducto de la urbe fueron muchos los que ofrecieron la bienvenida a los visitantes, especie nada usual en las costas cubanas, según los especialistas del Delfinario de Varadero.
Alberto, quien es pescador submarino, detalla que nunca antes vio un tipo de delfín como estos dos. Los protegió junto a Yandriel Díaz Borrajo.
Luego cuando la alarma corrió por la Atenas de Cuba llegaron los miembros del Cuerpo de Bomberos. Los muchachos, entrenados para bucear y especialistas en salvamento y recate, mantuvieron a buen resguardo los animales.
Trascurrieron de forma exacta 6 horas para que acudieran al lugar especialistas marinos y biólogos del Delfinario de Varadero, institución que protege este tipo de mamíferos. En lo que eso ocurrió los animales mantuvieron un sui géneris y emotivo intercambio con Yandriel, Alberto y otros, que los cuidaron como familia. Aunque ellos (los delfines) mostraban cansancio. Existió tiempo para todo: dorarse en el sol, zambullirse y hasta un chapuzón entre los delfines y sus amigos humanos.
Yandriel comentó a TV Yumurí Digital que creía que la hembra sufría de alguna enfermedad y que estaba herida, por lo que buscaba la orilla de forma constante.
Quien ni por un minuto se despegó de ella fue su par, que la cuidó en medio de la agonía y las cálidas aguas de las costas cubanas.
El médico veterinario, Boris García Dulzaide, junto al entrenador principal del Delfinario, Carlos Antón Padrón, se introdujeron en las aguas de la bahía, examinaron y curaron a los animales, que al parecer poseían alguna herida. García Dulzaide explicó que “se trata de una especie poco usual y vista en las cercanías de las costas cubanas, aunque sí en aguas profundas”.
En presencia de cientos de ojos curiosos los especialistas trasladaron en una camilla, primero a la hembra, y luego al macho. Ambos se observaban tensos y asustados.
La población casi impidió el trabajo ante la falta de autoridades del orden público. Ambos ejemplares los transportaron en vehículos de la cadena extrahotelera Palmares para Varadero, con las medidas de seguridad y el hielo que les posibilitara la hidratación.
La delegada del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente en Matanzas, Marisol Gil Gil, dijo que los cetáceos fueron devueltos a las aguas profundas, alejadas de las costas cubanas para reincorporarlos a su medio.
El jefe de recreación de Palmares, Javier Guerra García, entidad que administra el Delfinario de Varadero y que cuenta con un personal preparado para estas circunstancias, detalló en horas de la noche del miércoles que los ejemplares “se soltaron en el mar abierto entre Cayo Piedra y Cayo Mono, al norte de la península de Hicacos, y que todo el proceso salió perfecto”. Precisa que en el trasiego de la Bahía de Matanzas a Cayo Piedra apoyaron los trabajadores de la Marina Marlin, del polo turístico.
Los delfínidos (Delphinidae), llamados comúnmente delfines oceánicos constituyen una familia de cetáceos odontocetos muy heterogénea, que comprende 34 especies.
Estos animales alcanzan entre 2 y 9 metros de largo, con el cuerpo fusiforme y la cabeza de gran tamaño. Los delfines se encuentran entre las especies más inteligentes que habitan el planeta y a menudo interactúan con el ser humano.
Sin mayores precisiones y estudios sobre la salud o la especie, ojalá que los dos delfines encuentren ayuda y puedan sobrevivir en medio del moribundo estado que presentaban en las costas cubanas. En el mar tendrán que valerse para luchar por su vida, sin la ayuda de quienes por este momento los salvaron.
(Por: Pedro Arturo Rizo Martínez de TV Yumuri)