La ballena azul El gigante del planeta

Por RICARDO BASTIDA
Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) | Universidad Nacional de Mar del Plata-CONICET

La ballena azul (Balaenoptera musculus) es el vertebrado de mayor tamaño que haya habitado en nuestro planeta. Supera al más grande de los dinosaurios terrestres y seguramente la gran talla alcanzada por esta ballena se deba a que es una especie totalmente adaptada al ambiente acuático, donde se reduce el efecto de la fuerza de gravedad terrestre.

Fue descubierta y descripta científicamente por el famoso naturalista sueco Karl Linnaeus en el año 1758. El nombre vulgar de este cetáceo se vincula con la coloración gris clara de su cuerpo que puede adquirir una tonalidad azulada, generalmente debido a la transparencia azulada de las aguas del mar y los reflejos del cielo sobre el color gris de su brillante cuerpo.

El mayor ejemplar registrado hasta el presente fue capturado por un buque ballenero en la Antártida y arrojó un largo máximo de 33 metros y un peso aproximado de 200 toneladas. Sin embargo, la mayor parte de los ejemplares no suelen superar los 29 metros de largo y las 135 toneladas, un peso equivalente a unos 20 elefantes africanos adultos.

Es una de las especies más veloces entre las ballenas, pues puede desplazarse entre 5 y 14 km/hora, con aceleraciones de corta duración de hasta 30 km/hora. Puede bucear excepcionalmente hasta un máximo de 300 metros de profundidad, pero generalmente sus inmersiones no suelen ser profundas y duran entre 5 y 20 minutos. Al emerger producen un resoplido de forma vertical de hasta 9 metros de altura, el mayor de todas las ballenas.

El período de gestación es entre 10 y 12 meses y tienen una cría por parto. Al nacer miden entre 7 y 8 metros de largo y alcanzan un peso de hasta 2 toneladas y media. La lactancia se extiende por algo menos de un año y durante dicho período las crías suelen aumentar unos 90 kilos diarios.

Se supone que esta ballena puede vivir entre 80 y 90 años, al igual que otras especies del grupo. La ballena azul, como el resto de las especies de ballenas, es capaz de emitir sonidos de frecuencia variable, si bien en el caso de esta especie se estima que produce los sonidos más fuertes de todo el reino animal, llegando a superar la intensidad sonora de las turbinas de un avión jet.

Se distribuye por todos los mares del mundo excepto el mar Mediterráneo y otros mares menores europeos. Al igual que la mayoría de las ballenas, su vida transcurre a lo largo del año en distintas zonas geográficas necesarias para cumplir su ciclo biológico. Las áreas de alimentación durante primavera y verano se ubican en regiones altamente productivas cercanas a los polos. Ahí se alimentan intensamente de varias especies de pequeños crustáceos conocidos como krill y gracias al cual acumulan grandes reservas de grasa para el largo período de ayuno por el que pasan los adultos en las áreas de reproducción. En las estaciones frías del año se dirigen a sus áreas de reproducción y crianza en zonas subtropicales y tropicales.

Por este motivo todos los años realizan migraciones de varios miles de kilómetros entre la zona de alimentación y la de reproducción. Si bien son animales solitarios, o están en pareja, en las zonas de alimentación pueden llegar a avistarse grupos de más de 10 individuos.

El gran cráneo de ballena azul que se encuentra en la Sala de Vertebrados Acuáticos del Museo de La Plata fue colectado por un prestigioso naturalista de dicha Institución, el Prof. Fernando Lahille, quien en 1893 fue contratado desde Francia por el Perito Francisco Moreno para organizar el nuevo museo.

Lahille estudió el ejemplar hembra que apareció varado en la costa al sur de Miramar (provincia de Buenos Aires) en septiembre de 1898 y supuso que se trataba de una nueva especie para la ciencia y la describió con el nombre de Balaenoptera miramaris.

Posteriormente otros estudios determinaron que no era una nueva especie sino la ya conocida ballena azul. El magnífico cráneo expuesto en la sala del Museo tiene un largo de 6,30 m y corresponde al ejemplar de más de 25 metros de largo encontrado por Lahille.

Foto: B. Pianzola

Hasta ahora se han identificado cinco subespecies de esta ballena. Una de ellas, la de menor tamaño, se la designa como ballena azul pigmea (Balaenoptera musculus brevicauda) pues nunca llega a superar los 25 metros de largo. De las tres subespecies, la de mayor tamaño es la subespecie que habita en la Antártida (Balaenoptera musculus intermedia).

Esta ballena, por su gran velocidad y tamaño, no podía ser capturada por las primeras flotas balleneras a vela. Pero con el advenimiento del arpón explosivo y los veloces buques balleneros a vapor se constituyó —a inicios del siglo XX— en una de las presas favoritas por su alto rendimiento en aceite. Esta circunstancia llevó a la ballena azul a situaciones críticas cercanas a su extinción.
La ballena azul fue tardíamente protegida por la Comisión Ballenera Internacional a partir de 1966, prohibiendo totalmente su captura. Pese a esta prohibición la flota ballenera de la ex Unión Soviética continuó capturando ilegalmente a esta especie hasta 1972.

En cuanto a su estado de conservación, actualmente la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) la considera una especie en peligro.

Se estima que su población actual constituye entre el 3 y el 11 % de su población histórica que, hasta fines del siglo XIX, era de unos 240.000 ejemplares.

Actualmente una de las mayores amenazas que sufre la ballena azul son las colisiones mortales que se producen con los grandes navíos.

Fuente: Moradores del Museo. División Zoología Vertebrados | Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP)

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Publicado en Artículos, Ecología.

Cuba, La Habana. Investigador del Centro de Investigaciones Pesqueras, doctor en Ciencias en el Uso, Manejo y Preservación de los Recursos, y maestro en Ciencias del Agua.

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